El esquí Telemark es una modalidad que sorprende a muchas personas aficionadas cuando la conocen, por su espectacularidad y singularidad. Esta forma de practicar esquí nació en el siglo XIX y fue popularizada por Sondre Norheim, uno de los esquiadores más influyentes de su época en Noruega.


En qué consiste el Telemark


Esta modalidad comparte similitudes con el esquí alpino, pero los talones de las botas Telemark no están anclados a las fijaciones de los esquís. Esto hace que los giros sean más complejos mientras se desciende en la pista. Para ejecutar los movimientos de manera correcta es imprescindible flexionar las rodillas y hacer descender el cuerpo para bajar el centro de gravedad.


El esquí Telemark fue creado en la primera mitad del siglo XIX pero tuvieron que pasar más de 100 años para que recuperara protagonismo. Así, durante los años 70 del siglo pasado comenzó a resurgir con fuerza en muchas estaciones de Norteamérica porque los esquiadores buscaban movimientos con mayor grado de libertad.


Principales consejos para practicar esquí Telemark


El primer consejo para poner en práctica esta modalidad es adquirir un nivel suficiente en el esquí tradicional, el alpino. El Telemark, que recibe ese nombre por el lugar de nacimiento de Norheim, obliga a una técnica más depurada y un mayor esfuerzo sobre los esquís.

La principal característica, decíamos, es que las botas no están fijadas al esquí en la zona del talón y esto obliga a flexionar las rodillas hasta que queden situadas por delante de la punta de los pies. Las manos también deben estar más avanzadas y la cabeza levantada, erguida.

El movimiento más complicado son los giros. Para realizarlos debemos desplazar los esquís de manera paralela y separados entre sí la misma distancia que la de los hombros. Si giramos a la izquierda, el bastón izquierdo se apoya en la nieve por delante del cuerpo y el pie derecho se adelanta hasta estar situado por delante de la cadera. Es entonces cuando se levanta el talón izquierdo y se desliza hacia atrás el pie izquierdo.

Con los giros a la derecha hacemos lo mismo. Es importante flexionar las rodillas y las caderas para repartir el peso y alcanzar el punto de equilibrio, así como colocar el tronco en la dirección de la pendiente.




Qué material necesitas para practicarlo


Esta disciplina es más dinámica porque el centro de gravedad del cuerpo se sitúa más abajo, la visión de la pista es más cercana y las posibilidades de giro son mayores. Es por ello que necesitas un material de esquí muy específico. Los esquís de Telemark son más anchos, más ligeros y más blandos. Los bastones son un poco más largos que en alpino, y las botas y las fijaciones Telemark son también específicas para esta modalidad.

Una ventaja del esquí Telemark es que el equipamiento es similar al que se utiliza para la modalidad de travesía. No obstante, esta disciplina se puede practicar con material para esquí alpino, aunque las sensaciones no son las mismas.


DIFERENCIAS ENTRE TELEMARK Y ESQUÍ ALPINO


Las diferencias entre ambas modalidades están muy presentes y van más allá del equipamiento. En el esquí Telemark la distribución del peso obliga a un esfuerzo mayor, en los giros hay que alternar la posición de las piernas y los movimientos adquieren la postura de genuflexión, por el habitual movimiento lateral de la disciplina alpina.


En definitiva, el esquí Telemark pasa por ser una disciplina muy emocionante y completa, de ahí la necesidad de adquirir previamente destreza suficiente en el esquí alpino y conocer las diferencias entre ambas.